Ideas que andan por ahí revoloteando y se le enredan a uno en el pelo
Yo si no sueño, me aburro de noche. Solo duermo porque sé que voy a soñar mucho. Y cuando acabo un sueño me despierto. Yo duermo para soñar.
Algunos proyectos que fracasan faltos de medios, y es una pena. Hay proyectos que fracasan faltos de fines, y es una suerte.
Andersen escogió contar la historia de un pequeño cisne
abandonado entre patos. Pero ¿cuál es la otra mitad de la historia? La madre cisne, ¿era una joven alocada que abandonó a su hijo? ¿o murió en el “parto” de aquel huevo? ¿O acaso sacrificó abnegadamente su vida por salvar la de su hijo, como la mamá de Harry Potter? Y si se trata de un error en el hospital materno, ¿qué ocurrió con el Cisnecito Feo...?
“Lo mío es un árbol geniológico”, dijo el Genio
Dios cró al hombre... y murió de parto.
…
Dios castigó tan duramente al hombre constructor de la torre de Babel, que le quitó las ganas de conquistar el cielo. Desde entonces no hacemos más que buscar el infierno. ¿Por qué ese brutal castigo? ¿Amenazaba el hombre de entonces la paz del cielo o simplemente Dios tuvo miedo a compartir su poder? ¿Quién es entonces el culpable de la maldad del hombre?
No tengo nada contra la desmitificación, salvo cuando el
desmitificador tiene menos talento que el autor del mito… y es,
desgraciadamente, lo que ocurre más a menudo.
Mientras más aislados, solitarios e individualistas más necesitamos de hábitos gregarios: compartir los mismos eventos deportivos, los mismos programas de tv, las mismas ropas… Las marcas son nuestra nueva tribu. Ya no podemos abarcar la comunidad a la que pertenecemos entr el resplandor de la hoguera, ahora la tribu la delimita la comunidad de consumo. Dentro de la enorme diversidad de la web, nos unifican los portales compartidos. La tele le gana al libro porque menos ubicuo, y el best seller sustituye a la obra original por lo mismo.
{ El vecino siempre tiene la barba más larga y menos quijada}
Era tan bello aquel texto, que había que ponerse de pie para leerlo
Todo el mundo puede apreciar el brillo del diamante, pero pocos y sabios son los que se regocijan con los íntimos destellos del carbón.
El hombre ha buscado –otrora más intensamente- el Paraíso
terrenal. Incluso la búsqueda de vida extraterrestre va, en el fondo, en la misma dirección. Un día los hombres de ciencia nos dirán lo que no hemos querido saber: el Paraíso estaba aquí mismo, en la época en que el Hombre aún carecía de fuerzas para destruir a sus semejantes y a su medio. Ese Paraíso lo hemos convertido en Infierno: un infierno con espacios o momentos de Purgatorio.
Los peces no mueren, naufragan.
Hay victorias pírricas, pero también derrotas pírricas e incluso empates pírricos.
Tengo músculos de payaso